QUE VIENEN, QUE VIENEN...

Queridos, queridos...Qué será de mi sin más fiestas para felicitar, ya no podré empachar a Marcelino (el del vino, no el otro), ni a mi pobre hermana, ni pintar con palbras el universo, ni sacar mi corazón de paseo que, por cierto, acabo de meterlo en el congelador porque me han dicho que funciona:



Como todos los años, los tendremos nuevamente en nuestras casas, tocándolo todo, bebiéndose nuestro anís y masticando polvorones como posesos, claro con esas ropas bien pueden disimular los michelines...

Nunca los vi en realidad pero, según cuentan, vienen de no se sabe qué reino del lejano Oriente, que está muy lejos, es bastante genérico y dificilmente localizable (seguramente para no dar la vara todo el año, con los deseos). Tocados con coronas y turbante para el negro, visten ropajes un pelín horteras y creo que con más brillos que las burbujas de Freixenet.

Como buenos monarcas que son, se hacen acompañar de enormes camellos (entonces no existian los Audis) y unos seres llamados pajes, que en realidad son los curritos, los que cargan con los paquetes y con las culpas si son descubiertos. Mientras, los reyes, saludan con la mano y reparten sonrisas no se sabe muy bien a quien porque todos estamos dormidos....

Sólo trabajan una noche, ¡pero que noche!: sorteando perros guardianes, vilantes jurados, alarmas, trepando rejas, subiendo balcones, dando de beber a los camellos y recogiendo sus cacas. Y para colmo, sin poder echarse un cigarrito que "pa eso" estamos en Enero y en España, país de exfumadores arrependidos.

Con las primeras luces del alba, ellos se lavan las manos, se sacuden las ropas y perfuman su aliento con un poco de mentol, para no tener que contar a las reinas sus verdaderas aventuras de la noche del 5 de Enero.

Pero...¡Milagro!, los zapatitos están llenos de regalos: unos nos quedan grandes, otros pequeños, otros se confundieron los magos, otros vienen sin garantía o sin instrucciones, los barcos como los de los anuncios no navegan y los aviones no vuelan...

En fin, que los del Oriente sean buenos con vosotros y que os traigan todo, todo...lo que hayáis soñado en alguna noche mágica.

Timi.